Ningún obstáculo puede detenerte mientras el deseo de volar sea más fuerte que el miedo a caer
– Angelo de Pascalis
ML Magazine es la nueva aventura editorial de Mirco Lazzari: un viaje a través de la fotografía, el deporte, la cultura y el color. Mirco Lazzari es uno de los fotógrafos más conocidos y apreciados de los Campeonatos del Mundo de MotoGP y Superbike, y ha tomado algunas de las instantáneas más famosas de todo el automovilismo. Es un honor para nosotros poder albergar su trabajo en nuestras páginas. Puedes leer el número completo de ML Magazine en el siguiente enlace.
Aquí estamos, de nuevo en marcha. Por fin.
Somos pocos, 15, pero estamos ahí. Y con orgullo.
Todo es diferente, todo es extraño.
Enhorabuena, sin embargo, a quienes consiguieron que fuera posible volver a empezar en medio de mil limitaciones y precauciones, pero con un nuevo espíritu.
Es un poco un “uno para todos y todos para uno” entre nosotros, los fotógrafos, con una colaboración que quizá nunca se haya visto antes. Colaboración destinada a intentar proporcionar a todos, pilotos, equipos y periódicos, el material que nos permita mostrar no sólo las competiciones, sino también todo lo necesario para revivir grandes carreras y momentos deportivos en este momento concreto de la historia. Por otra parte, para cada uno de nosotros, también es una gran experiencia tanto profesional como personal.
Desde cierto punto de vista, es un nuevo reto para todos los que vivimos con una cámara en la mano, un poco el regreso al pasado. Es un estímulo, un deseo de poder “leer” las carreras como hacíamos antes. Hacerlo por ti, por los demás… pero mejor que los demás. Sí, porque en un mundo acostumbrado a tenerlo todo y más, altavoces que te transmiten las emociones de lo que ocurre en la pista, videowalls que te muestran lo que está pasando y que mientras conduces tu scooter de curva en curva te permiten gestionar tu carrera, aunque sólo sea calculando cuántas vueltas faltan para el final. Pues bien, ¡eso ya no existe! Ni vídeos, ni multitudes animando o abucheando en los momentos cumbre, nada de eso. Tienes que repasar viejos recuerdos, viejas experiencias no sólo de carreras tituladas sino también de carreras más pequeñas para manejarte mejor. Mira el reloj calculando la duración de la competición y hacia el final pide ayuda a los comisarios para saber cuántas vueltas quedan hasta el final. Organízate y reorganízate sobre la marcha. Y por tu cuenta, sin colaboradores que te ayuden o te saquen las castañas del fuego si has calculado mal algo. Confiar sólo en tus propias fuerzas, sí, fuerzas, incluso físicas, porque cuando los grados son más de cuarenta y siempre tienes que llevar la máscara de FP2 además del casco, manga larga porque después de meses en los que salimos muy poco al aire libre hasta la crema solar ayuda hasta cierto punto, pues sí, ¡sientes que pasan los años!
Pero entonces pienso en lo que Angelo Orsi siempre me ha dicho:“Mirco, recuerda siempre que trabajar en una fundición es peor“.
Y tan bien, es verdad, después de todo, ¡el nuestro sigue siendo el mejor trabajo del mundo! Cuando escribieron estas palabras y las unieron a su música, Steppenwolf no imaginaba ni remotamente que entrarían en la historia y en lo común. Era 1968 y en Estados Unidos y en todo el mundo mucha gente estaba convencida de que muchas cosas cambiarían pronto. Sin duda, dos. La canción “Born to bel wild” se hizo enormemente popular porque al año siguiente se incluyó en la banda sonora de la película sobre dos ruedas más taquillera de la historia, Easy Rider. La misma canción ha servido como banda sonora de innumerables películas, temas musicales, comentarios de informativos, recuerdos de viajes, lo que se te ocurra. En definitiva, un auténtico cliché que ha inspirado un inmenso número de variantes que siempre rezan así: “un bonito riff de guitarra, una letra gritona, fácil de cantar en el estribillo”, ¡la música adecuada para la moto!
Pero, ¿es realmente la música adecuada para la moto? Años de narración televisiva han contribuido a acentuar dos fases distintas. La primera es muy rockera, con imágenes de acción, adelantamientos y contra adelantamientos, choques, chispazos, triunfos, y la otra es más técnica-reflexiva, meditativa, con imágenes ralentizadas como para revelar la técnica ralentizándola o la concentración del piloto que, otro cliché, se ralentiza cuando se concentra. En contraposición a la velocidad con la que piensa la cabeza del jinete en carrera. No funciona necesariamente así, ni significa que el motociclismo sea sólo esta alternancia de rock y suavidad, de gritos y silencio. Es sólo una forma cómoda y comprensible de contar la historia, pero también podemos hacer algo revolucionario a nuestra pequeña manera cambiando la banda sonora: fuera el rock y los gritos del comentarista durante la última vuelta de un abrasador desafío entre Márquez y Dovizioso y en su lugar colocamos el Minueto de Boccherini. Un experimento probablemente fatuo, pero divertido, que nos hace darnos cuenta de lo mucho que queda por hacer para mejorar la narración de un deporte.
Todas las fotografías y contenidos de esta página son propiedad de Mirco Lazzari y se vuelven a publicar aquí con el consentimiento del autor y sus asociados.