La noticia de que Valentino Rossi está fuera del equipo Yamaha de MotoGP para 2021 cambia radicalmente la geografía del MotoGP actual: desde el deporte hasta el patrocinio en MotoGP, el mundo del motociclismo está inextricablemente ligado al futuro de Il Dottore. Pero esto no es necesariamente algo malo.
Rossi fuera, Quartararo dentro
El miércoles 29 de enero de 2020 se anunció que el francés Fabio Quartararo se subirá al sillín de Yamaha Factory a partir de 2021. Este anuncio llega justo después de que la semana pasada Iwata anunciara la renovación del contrato de Maverick Viñales: el piloto español ha ampliado su contrato hasta 2022.
Desde el punto de vista deportivo, se trata de una elección comprensible por parte de Yamaha, con dos pilotos jóvenes y rápidos para la próxima temporada, que, hasta la fecha, parecen una de las únicas cartas a jugar contra la superpotencia de Marc Márquez. Con 45 años entre ellos en el momento de escribir estas líneas, Maverick y Fabio son capaces de dar al fabricante japonés varios años de continuidad, tanto en términos de desarrollo de la moto como de resultados en las mejores carreras.
Sin embargo, Valentino Rossi se retirará de la escudería oficial Yamaha a partir de 2021 -siempre según un comunicado de prensa- y se tomará un tiempo hasta mediados de la temporada 2020 para decidir sobre su futuro. Prosaicamente, Rossi puede elegir entre dos caminos: la jubilación o un asiento satélite de lujo con Petronas Yamaha con moto y contrato de fábrica.

MotoGP hoy y mañana
Está claro que los límites del nuevo MotoGP se están redibujando en estos momentos. Las temporadas 2020 y 2021 cambiarán radicalmente el escenario de los Grandes Premios de motociclismo, con Márquez probablemente como el nuevo y único punto fijo del mundo en rotación incesante. El cambio es todavía cauteloso, lleno de “quizás” y “quién sabe”, en el que el futuro de algunos de los pesos pesados de la categoría están todavía por evaluar, incluyendo a Rossi, Cructhlow, Petrucci y demás, por no mencionar a Lorenzo, quizás arrojado al desguace con demasiada precipitación.
Más que todos los demás, es precisamente el adiós de Rossi al equipo Yamaha de MotoGP, con el que ganó sus cuatro últimos títulos mundiales, lo que señala con fuerza la llegada de una nueva era del motociclismo. Queda por ver si Valentino -y será sólo su decisión la que incline la balanza- decidirá colgar el casco o continuar en una Yamaha satélite con el Equipo Petronas.
El resto del paddock no se quedará de brazos cruzados. Mientras Ducati continúa su increíble evolución tecnológica, aportando un extraordinario número de nuevos diseños y soluciones temporada tras temporada, Suzuki, Aprilia y KTM no tienen ninguna intención de quedarse de brazos cruzados.
Patrocinadores, pilotos y el futuro del deporte
Todo el mundo sabe que Valentino es un nombre enorme y muy importante en MotoGP, no sólo desde el punto de vista deportivo. Aunque es cierto que Rossi no ha ganado un título desde 2009, es decir, hace diez años, también es cierto que el “Pilota da corsa con il numero 46” sigue siendo la cara y el mayor activo de MotoGP. Las gradas amarillas, los miles de adhesivos con el Número 46 y la cobertura mediática de El Doctor son testigos de un deportista que, en muchos aspectos, se ha hecho más grande que el deporte.
Rossi ha impulsado el MotoGP hacia la era moderna: el último piloto en ganar el campeonato de 500cc y el primer piloto en ganar en el MotoGP actual, convirtiendo la moto de carreras en objeto de deseo de una generación de jóvenes y no tan jóvenes. No sería ir demasiado lejos decir que Rossi tuvo un impacto nacional: durante el periodo de triunfos y coloridas celebraciones, Rossi fue parte integrante de los domingos de toda una nación, que se reunía religiosamente frente al televisor después de comer para seguir sus hazañas en los circuitos de carreras de todo el mundo.
Hay muchos que, precisamente por lo descrito anteriormente, temen que MotoGP sufra una conmoción por la retirada, o retirada gradual, del Número 46, tanto en términos financieros y de imagen como para el deporte. Valentino Rossi, además de haber sido siempre un imán para los grandes patrocinadores, es también un gran impulsor de audiencias en un deporte apoyado por el pago por visión. Rossi es un gran deportista, pero también una estrella con un gran perfil en las redes sociales: una bendición para los programas de televisión que retransmiten los Grandes Premios de motociclismo y para los operadores económicos terceros que giran en torno al paddock.
Sin uno de los deportistas más importantes de la historia, los más escépticos se preguntan si seguirá habiendo patrocinadores dispuestos a invertir y cadenas haciendo cola para hacerse con los derechos televisivos de las carreras.
Miedo a lo nuevo
En este blog ya hemos esbozado la situación que se está formando en MotoGP, diciendo que hace años que escuadras, campeonatos y organizaciones deportivas preparan soluciones y periodos de transición para cuando las grandes estrellas decidan poner fin a sus largas y gloriosas carreras.
Sin volver a esta discusión, aquí hay que hacer dos consideraciones ciertas y necesarias: la primera es que sería ingenuo creer que la retirada de Rossi, o su relegación a un equipo satélite, no tendría ningún efecto en el circo de los Grandes Premios de motociclismo; la segunda, por otra parte, es que el adiós de Valentino no significará el fin de MotoGP ni su caída en el olvido.
Es esencial que recordemos, de hecho, que el Gran Premio de motociclismo es la máxima expresión de todo el movimiento del motociclismo, que cada año atrae a millones de personas a todos los niveles. Mientras haya motos, habrá MotoGP, y mientras haya aficionados a las motos, también habrá aficionados a las carreras de motos.
Así pues, una vez determinado que el Gran Premio de motociclismo no se irá con Valentino, el mayor o menor éxito de MotoGP, y la implicación de los patrocinadores y la televisión, estarán estrechamente ligados a la competitividad del deporte. Cuanto más emocionante sea la carrera, más pilotos competirán; si los fabricantes llevan a la pista motos que puedan competir entre sí en igualdad de condiciones, es difícil imaginar que este deporte no tenga un futuro muy brillante.
Por otra parte, siempre tendemos a pensar que la marcha de un gran campeón, como ocurrió con la retirada de Jordan del baloncesto profesional, el último saludo de Sampras y Agassi al tenis profesional, etc., deja un vacío imposible de llenar. Es un miedo totalmente comprensible, pero a menudo infundado, a lo nuevo.
Los deportes, cuya fortuna se basa sin duda en parte en la presencia de grandes campeones, tienen, sin embargo, el objetivo último de ser apasionantes y excitantes. Esto ocurre cuando la competición es feroz, el desenlace incierto y el resultado final puede ir en cualquier dirección.
La geografía y el nuevo mundo
Por último, es importante mirar más lejos de casa cuando analizamos cuestiones de gran alcance.
Está claro que la geografía de las carreras (pero también es cierto para el deporte en general) está cambiando, con aperturas de mercado que hace sólo diez, quince años parecían imposibles. En el Calendario de MotoGPmás del 33% de las carreras se celebran ahora fuera de Europa, mientras que en la Fórmula 1 la mitad de las carreras (11 de 22) se celebran ahora en otros continentes. Nuevos circuitos, nuevos públicos, pero también nuevos patrocinadores importantes (como Petronas) que obligan a un cambio de perspectiva hacia un futuro del deporte alejado de las viejas distinciones.
Precisamente por estas razones, los campeonatos de formación que se disputan bajo la égida de Dorna, como la British Talent Cup y la Asia Talent Cup, que tratan de identificar nuevos talentos lejos de Italia y España, son esenciales a largo plazo.