Llegada la era digital, las empresas de marketing deportivo tuvieron que ajustar su negocio a una melodía diferente. Gracias a los sitios web, los motores de búsqueda y el correo electrónico de fácil acceso, todo el mundo podía ponerse en contacto con su equipo, atleta o propiedad deportiva preferidos. Los conectores ya no eran necesarios. No obstante, si se completara la primera fase -es decir, el contacto-, surgiría rápidamente otra necesidad: ¿quién haría todo el trabajo necesario para poner en marcha una asociación? ¿Quién reuniría todos los materiales y las cubiertas de patrocinio? ¿Quién saldría a la pista y activaría los tratos? ¿Quién mediría, afinaría y gestionaría las campañas? Mientras el patrocinio como herramienta se matizaba cada vez más, el marketing deportivo necesitaba mano de obra. Las agencias de marketing deportivo se convierten rápidamente en un centro operativo y práctico, con redactores publicitarios, diseñadores gráficos, gestores de eventos, etc., no muy lejos de las agencias de comunicación “tradicionales”. Era principios de la década de 2000 y el trabajo funcionaba a toda máquina.
Las cosas volvieron a cambiar una década y media después, cuando las SMA tuvieron que enfrentarse a la creciente competencia de la mano de obra externalizada, las plantillas flexibles y la creciente automatización. En ese momento, ¿cuál era el valor que los profesionales del deporte y los responsables de marketing deportivo podían aportar a las empresas y propiedades? Los conocimientos ampliados, el pensamiento estratégico de 360°, el aplanamiento de la curva de aprendizaje, la creatividad y la experiencia eran las flechas más afiladas de la aljaba, y las más necesarias para las empresas y las marcas. Estaba claro que las Agencias de Marketing Deportivo y las Agencias de Patrocinio tenían que convertirse en consultoras si querían mantener un papel importante en la agenda deportiva. Más esbeltos, ligeros, rápidos y especializados que nunca, los nuevos SMA son hoy un aliado inigualable para toda marca que desee utilizar el deporte como una herramienta de comunicación y marketing eficiente y eficaz.