By Emanuele Venturoli| Posted April 15, 2025
| In MotoGP
ML | Revista Mirco Lazzari | Número 4
Revista ML de Mirco LazzariNúmero 4 – 2020
El éxito es la capacidad de pasar de un fracaso a otro sin perder el entusiasmo
– Winston Churchill
ML Magazine es el nuevo reportaje de Mirco Lazzarisobre fotografía, deportes, viajes y cultura. Un nuevo y sorprendente punto de vista sobre el automovilismo y la vida, ML es la nueva aventura de uno de los fotógrafos de MotoGPmás respetados y conocidos . Puedes leer los números completos de la revista en el siguiente enlace.
Lee la revistaBayliss ed EdwardsLa historia de esta gran empresa parece casi trivial: dos pilotos muy fuertes que corren para dos grandes fabricantes, se desafían en la última carrera para ganar el título. Pero banal es el peor adjetivo que puede asociarse a la gran final de la temporada mundial de Superbike 2002. Delante, divididos por un solo punto, están el tejano Colin Edwards, campeón del mundo de 2000 y piloto oficial de Honda, y Troy Bayliss, australiano, vigente campeón y alma de Ducati. Dos campeones, pero sobre todo dos hombres de verdad. Dos que surgieron sin demasiadas corrientes ascendentes, que no necesitan fans organi- zados para sentirse apreciados. No son dos ángeles, pero gozan de una confianza ilimitada por parte de los directivos y de la gente. A Troy le pilló en las afueras del motociclismo que importa, pero quien le eligió comprendió inmediatamente que era una estrella, quizá ruda pero preciosa. Colin es uno de los últimos destellos de la gran escuela americana y es el hombre sobre el que Honda construyó el reto para Ducati: batirles en Superbike con una bicilíndrica. Un reto decididamente sensacional.
Bayliss y Ducati viven una gran primera mitad de la temporada 2002, luego Honda da rienda suelta a su I+D que utiliza un material “revolucionario” para la VTR que acaba de ganar las 8 Horas de Suzuka con Edwards y Katoh, la carrera más importante para los fabricantes japoneses. Nueve victorias seguidas en 2002 para Colin, pero Troy está a sólo un punto de él…
Estamos en septiembre, en Imola, uno de los circuitos más bonitos del mundo, hay más de 100.000 espectadores apasionados. Porque cuando hay un gran espectáculo, el problema es alojar a la gente, no hacer que venga.
La tensión se corta con un cuchillo, es un duelo a muerte que los dos afrontan con gran serenidad. Tan tensos como las cuerdas de un violín, pero dispuestos a jugarlo en igualdad de condiciones y sin histerismos, como en un duelo del viejo Oeste. Y aquí comprendemos que Edwards, como buen tejano amante de las armas, tiene algunas ventajas. Pero al australiano no le tiembla el pulso y tiene en mente la misma estrategia: vencer al rival y ganar el título.
A Edwards y a Honda les fue bien, dos veces primero, pero la gente aplaudió a ambos. En aquel western no había ningún malo, aunque la fábrica de motos de Bayliss esté a menos de cincuenta kilómetros (vía Emilia) de Imola. Fue una de las carreras más bellas del mundo por contenido y tensión emocional. Los dos, ni que decir tiene, lideraban los campeones, hasta el punto de que el único aliado posible de Bayliss, el compañero de equipo Rubén Xaus aquel día sólo consiguió unirse a los dos maestros, como buen colegial.
En la tarde del 29 de septiembre de 2002, Troy y Colin ya no eran dos rivales: se habían convertido en dos personas profundamente con- nectadas por haber participado en la más bella batalla de Superbikes. En una temporada en la que, de 26 manches, sólo se dejaron ganar una …
Unos meses más tarde, su carrera cambia repentinamente: ambos pasan a MotoGP. Bayliss con la prepotente Ducati, Edwards con la ingobernable Aprilia RS Cube. Ya no son dos tops, sino que siguen siendo dos grandes pilotos queridos por el público y, sobre todo, dos grandes hombres. Estamos en Motegi, es 5 de octubre y se celebra el GP del Pacífico. Listo, llega la primera curva y John Hopkins decide retrasar la frenada más allá de todo límite, golpeando a Carlos Checa. Se desencadena una “judía” que deja a Bayliss en la salida, dándose cuenta de que su carrera ha terminado en un amén. Pero el ojo atento ve la Aprilia de Colin plantada en la grava que no puede salir. “Ningún comisario ha venido a ayudarme” – declara Edwards – entonces sentí un vigoroso empujón y conseguí arrancar de nuevo. Por el rabillo del ojo vi que era Troy, ¡muchas gracias! ”
Para que conste, Edwards terminó en 17ª pla-za a un minuto y medio de Biaggi, ganador de la carrera. Pero se esforzó al máximo, también para honrar al amigo que le había ayudado. Juego limpio, por favor. Y ya veréis, queridos jóvenes pilotos, ¡que incluso después de veinte años se acordarán de vosotros!
Lee la revistaJorgeLorenzo
27 de junio de 2013
Circuito de Assen, curva Hoge Heide, entrenamientos libres del jueves: Jorge Lorenzo se cae a 238 km/h rompiéndose la clavícula izquierda. Trasladado a Barcelona en vuelo privado, fue operado en las primeras horas del viernes (con la inserción de una placa de titanio y ocho tornillos en el hueso) y traído de vuelta a Assen en la tarde del mismo día.
Tras el visto bueno de los médicos, volvió a la pista para el calentamiento y la carrera del sábado, completando una hazaña: correr después de 48 horas de una lesión y después de 36 horas de haber sido operado, llegando en quinta posición.
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