In MotoGP, Sin categorizar

Valentino Rossi corrió su última carrera de MotoGP ayer en Valencia. Es el fin de una carrera única y extraordinaria, pero también de un increíble capítulo en la historia de este país y de este deporte. Debemos recordarlo con felicidad pura y orgullo.

Quienes realizan este trabajo, hoy no pueden dejar de escribir estas líneas. Somos conscientes de que este no es un periódico deportivo, que los fantasmas de la optimización de los motores de búsqueda nos advierten sobre eso, y que todo esto, inevitablemente, resultará en una enorme quimera en donde la razón y la leyenda se confundirán por algunos días. Ni siquiera estamos seguros de que sea reverencia, respeto, belleza, amor propio, caballerosidad o melancolía.

Escribo estas líneas como se escribiría la última carta al final de un buen viaje, como se tomaría la última fotografía antes de volver de unas hermosas vacaciones o como se enviaría el último correo electrónico antes de cerrar la computadora y dejar un trabajo para siempre.

Valentino Rossi 2021

Hoy es fácil caer en el sentimentalismo, abrir el cajón de los recuerdos y sacar una anécdota. Por otro lado, todos tienen una historia sobre Valentino Rossi. Como aquella vez en la discoteca con Cesare Cremonini o aquella vez en la que estaba en Tavullia comiendo pizza con sus amigos de la vida o también cuando casi arrolla a una persona en el paddock con su scootter. Ninguna de estas historias son necesariamente verdaderas o falsas y tampoco importa. Todos tienen una historia, pues es la manera de sentirse más cerca de lo que pareciera ser una leyenda.

Con la despedida de Valentino de MotoGP (con su mejor carrera del año), no sólo un capítulo, sino que una pieza completa de la historia de los deportes de motor ha llegado a su fin. Cifras aparte (las que obviamente son extraordinarias, más no son toda la historia en torno el 46) Rossi ha obtenido el mérito de ser el mejor intérprete de un deporte que durante veinte años se reconoció e identificó con él. Nunca ningún otro atleta ha sobrepasado con la misma simetría y perfección con la que Valentino lo hizo en el motociclismo. Estamos hablando de Jordan, Maradonna, Senna y Ali.

En resumen, no está claro si es que es Rossi un ícono del motociclismo o si el motociclismo es un ícono de Rossi. Si es que es cierto que Valentino es mucho más que un extraordinario intérprete de este deporte, también es verdad que MotoGP ha cambiado mucho desde los ruidosos, enérgicos pero también un poco torpes temerarios de hace veinte años atrás. En este viaje, ambos se han ayudado a crecer juntos como dos viejos amigos que se conocen bien y que están de cuello y corbata para la boda del otro.

Por dos décadas, Vale ha sido la cara pública del un movimiento que ha trabajado paciente y sabiamente detrás de bambalinas, renovándose con ingenio y creciendo con excelentes habilidades de gestión. Apoyado por la popularidad de VR26 y consciente de no tener que preocuparse por mantener la llama del entusiasmo encendido, pues el hombre de Tavulia ya se estaba ocupando de eso, Dorna ha creado una serie deportiva internacional, tecnológicamente muy avanzada y con proyección a futuro. Valentino estuvo ahí, recibiendo todos los flashes, alimentando el hambre de león de los medios y dejándole la expansión del campeonato, el trabajo de la transmisión, el crecimiento de la estrategia digital a Carmelo Ezpeleta y su equipo, creando así, una de las ligas deportivas más famosas en el mundo de las redes sociales.

Ya habrá tiempo suficiente para comprender lo que vendrá más adelante. Hoy no es el día para las estadísticas y las cuentas. Por una vez, usted puede y debe dejar los número a un lago para sólo pensar en cuánto nos hemos divertido. Piense en nuestra historia favorita de Valentino Rossi. Como aquella vez en San Siro alentando al Inter de Milán, cuando un chico derramó cerveza sobre él en el bar o cuando viajó en motocicleta desde Misano hasta Tavullia para saludar a todo el mundo o cuando al entrar a cuartel general de VR46 (con todos los espejos y las luces reflectantes) y lo encontrabas allí sentado junto a una Yamaha campeona mundial estacionada al lado de su escritorio. Ya sean verdad o mentira, historias reales o solo mitos, no importa.

Sin embargo hay algo que sí es verdad: Valentino no deja un vacío, para nada. Por el contrario, al igual que los más grandes, él tuvo la habilidad de entrar a los corazones y dejar un maravilloso legado. Seguramente el cínico estará ahí para recordarnos que los cálculos de la audiencia y el valor comercial de MotoGP sin el Doctor son menos de el treinta porciento de lo que es ahora, pero se le olvida considerar cuánto ha hecho este hombre por el movimiento, ya sea de forma tangible como intangible.

Sí, intangible. Incluso quienes trabajan en escribir estas líneas hoy no pueden evitar sacar lo mejor de su historia y comprender que, ante todo, el legado de Valentino se mide en amor. El amor de una audiencia por este héroe, de un país por quien lleva su bandera, de muchas generaciones por sus victorias, sonrisa y excentricidad y carisma. Dejando las cifras de marketing, datos de audiencia y participación, Valentino es y será el único que el domingo 14 de junio de 2009 sobrepasó a Lorenzo en el montículo Catalán del circuito de Barcelona y ganó una carrera que definió una era

Mire. Honestamente, ¿recuerda aquellos domingos?, ¿aquellas tardes de verano pegados a las pantallas en calurosos bares, casas y apartamentos, después de almuerzo?, ¿recuerda cuánto reímos, gritamos y vitoreamos? Y cuán orgullosos estábamos de ese chico que le ganó al mundo entero, que alzaba la bandera italiana y que escribió en su camisa “la gallina vieja hace un buen caldo”- Cuando tuvimos que explicarles a los alemanes de vacaciones en la Romaña lo que las letras WLF en su camisa significaban… Con honestidad, ¿recuerda aquellos domingos? ¿recuerda cuán hermoso fue?

La despedida de Rossi de las carrera no borra a Valentino de la ecuación que le dará vida a MotoGP en los años venideros. La marca VR46 y el entusiasmo de los fanáticos superará a la ausencia o presencia en las pistas, de la misma manera que ha sucedido con la presencia o ausencia del resultado deportivo y de igual forma que las nuevas generaciones de pilotos de VR46 mantendrán el nombre de Tavullia en alto y el proyecto que (podríamos decir) ha salvado a este deporte, al menos a nivel italiano.

Sin embargo hoy, de hecho, aún no es momento de hacer predicciones y pronósticos. El mañana merece respeto y calma. El mañana merece ser tan solo el mañana y ser lo que tiene que ser. Por hoy, una vez más, gracias Vale.

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Emanuele Venturoli
Emanuele Venturoli
Licenciado en Comunicación Pública, Social y Política por la Universidad de Bolonia, siempre le han apasionado el marketing, el diseño y el deporte.
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