In Marketing deportivo, Patrocinios deportivos
Riceviamo e volentieri pubblichiamo questo bell'articolo scritto da Salvatore Valerioti, Redattore del Blog del Ring

“Dale a un niño una hoja de papel, unas pinturas y pídele que dibuje un coche, seguro que lo hará rojo”.

Una de las frases célebres del gran Enzo Ferrari, no cualquiera. Que el gran Viejo del automovilismo mundial era un visionario lúcido no cabe duda, y es a partir del significado intrínseco que lleva esa cita que se han desarrollado a lo largo de las décadas las ideas y la imaginación de los hombres de marketing que se han acercado al automovilismo.

El impacto estético -y cromático- siempre ha tenido una importante relevancia en el imaginario y la memoria no sólo de los aficionados al automovilismo, sino también en los espectadores ocasionales de las imágenes que llenan pantallas, expositores y medios impresos.

Si se hiciera una prueba y se pidiera a la gente que pensara en un coche de Fórmula 1 negro, le vendría a la mente la imagen de un Lotus JPS. Seguramente el aficionado recordaría el nombre, el año, el modelo y los pilotos que lo condujeron, mientras que otros sólo recordarían la fotografía del coche, pero el mismo.

Mientras reunía ideas para escribir estas líneas, mi memoria me trajo fotografías de coches y motos que estaban guardadas en un cajón, intactas y listas para reaparecer de repente. Recuerdos de niño y adolescente observando los objetos y los hombres de este magnífico deporte, soñando con poder vivir y conocerlos aunque fueran lejanos pero cercanos a la vez, llevados al interior de las paredes del hogar por la televisión o los carteles de Autosprint e Motosprint que colgaba por todas partes. Han resurgido recuerdos de asociaciones históricas que ya no existen, pero que han marcado la memoria de tantos hasta el punto de poder reconocer a un héroe de épocas pasadas aunque sólo sea por el color del coche y el nombre del patrocinador principal que coloreó el coche o la moto de su campeón, de su ídolo.

El patrocinio en el automovilismo: impacto emocional y recuerdos, RTR Sports

Esta fue la intuición de quienes optaron por transmitir su imagen y marca a través de los objetos de competición deseados y querido por el gran público desde principios de los años setenta. La fotografía impresa en la memoria junto con el nombre del héroe vistiendo el “uniforme” de la patrocinar y transmite su nombre en la imaginación del aficionado.

Se pasó de coches alineados con los colores nacionales y algunas pegatinas de socios técnicos hasta coches “personalizados” con letras y logotipos de patrocinadores. Nada más sencillo que crear una especie de “valla publicitaria ambulante” que pueda entrar en casa de cualquiera a través de la televisión y los medios impresos, con gran eficacia en términos de comunicación.

Las pioneras más activas fueron las tabacaleras, que empezaron a cubrir toda la carrocería de los objetos de carreras hasta el punto de mandarlos fabricar con sus propios colores corporativos. Sus posibilidades financieras allanaron el camino para que los equipos, cada vez más necesitados de presupuesto en un deporte cada vez más caro, identificaran a sus criaturas como las clásicas cajetillas de tabaco. De ahí las espléndidas libreas de los Lotus Jps, los McLaren Marlboro, los Ligier Gitanes, pero también los Yamaha Gauloises y los Honda Camel en MotoGP y así sucesivamente hasta que las leyes internacionales restringieron severamente y luego prohibieron la publicidad en este sentido. Pero los años setenta, ochenta y noventa son emblemáticos en este sentido, hasta el punto de vincular la imagen de pilotos y equipos a una marca cada vez que se vuelve a pensar en ellos. Y así, si piensas en Lotus piensas en Jps a Fittipaldi, Andretti y Elio, si piensas en Senna piensas en Marlboro, si piensas en Porsche Endurance piensas en Rothmans.

El patrocinio en el automovilismo: impacto emocional y recuerdos, RTR Sports

Los ejemplos pueden ser innumerables, pero tampoco faltan golosinas como el Hesketh con la pin-up de Penthouse dibujada en la carrocería… Nunca mejor dicho que la yuxtaposición con James Hunt….

Los recuerdos también me traen a la memoria un McLaren especial con las partes rojas pintadas de dorado en 1986 pilotado por Keke Rosberg en el GP de Portugal, un experimento para publicitar la versión Light del patrocinador, que se abandonó por resultar poco telegénico.

El instinto y la imaginación iluminaron a los hombres de BAR a finales de los años 90, cuando consiguieron hacer correr su monoplaza pintado una mitad con los colores de Lucky Strike y la otra mitad con los colores de 555.

Y así hasta llegar a las asociaciones más famosas y longevas que han permitido la colaboración en diversas disciplinas, como el todo-Turín Lancia y Martini que vio en rayas blancas tanto los coches del Campeonato del Mundo de Resistencia de principios de los 80 como, sobre todo, los dominantes coches de rally de Lancia. A día de hoy, las imágenes de aquellos coches de ensueño descargados de Internet o admirados en museos tienen un “rédito” para los patrocinadores vinculados a aquellas hazañas y son un recuerdo para todo aficionado a las carreras.

El patrocinio en el automovilismo: impacto emocional y recuerdos, RTR Sports

Todo este concepto puede trasladarse al mundo de la moto, donde quizá esté aún más arraigado. Los fabricantes de motos suelen tener en su catálogo versiones especiales y limitadas de sus Maxis en colores de réplica, así como series limitadas de réplicas de un piloto en una época determinada. Ejemplos de ello son principalmente empresas italianas como MVAgusta con versiones dedicadas a Agostini, Aprilia con la réplica de la Rsv Mille Edwards y Haga con los colores de la RsCube MotoGP, Ducati con versiones Bayliss y la nueva serie Panigale V4 con colores réplica de la primera 916 de Foggy.

En el mundo del motociclismo, esta identificación es aún mayor gracias a la posibilidad de personalizar la moto con los colores de los ídolos a un coste mucho menor que el de personalizar un coche. En este caso también existe la viabilidad estética que facilita la identificación: una cosa es personalizar el todoterreno de uno con los colores de un patrocinador histórico y luego circular con él, y otra muy distinta hacerlo con la bicicleta de pista en lugar de con la de paseo.

La identificación del motorista con su héroe se hace aún más fácil por la necesidad de disponer también de laropa técnica diaria que el coche no proporciona. Llevar un traje o un casco réplica te hace sentir a tu campeón tremendamente más cerca, te hace identificarte con él al menos hasta que te subes a la propia moto.

Quién no recuerda la Yamaha amarilla/negra del primer Kenny Roberts (el de verdad), la Rothmans Honda de Spencer y Gardner, la Marlboro Agostini Yamaha de Rainey, la Pepsi Suzuki de Schwantz o la Hb de Gallina/Uncini, hasta las Repsol o Monster Yamaha Hondas de las dos últimas décadas.

De aquí a crear artículos de merchandising para vestir a los aficionados y difundir al mismo tiempo la propia marca, el paso es corto y además rentable. Quien esto escribe no es en absoluto inmune a este fenómeno, ya que es un enfermo de las carreras tanto de coches como de motos y, como tal, un testimonio viviente de lo descrito, poseedor de réplicas de cascos de pilotos de dos y cuatro ruedas, así como de ropa técnica de marca.

¿El final? Ninguno. Simplemente el gusto personal y la admiración por tantos de los que han llenado los domingos de un aficionado, que de forma indirecta se han convertido en tantos “amigos imaginarios” que entran en tu casa y te dejan algo tangible que te recuerda constantemente sus hazañas y las emociones que despertaron en ti al admirarlos.

Salvatore Valerioti – Redattore Blog del Ring
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Emanuele Venturoli
Emanuele Venturoli
Licenciado en Comunicación Pública, Social y Política por la Universidad de Bolonia, siempre le han apasionado el marketing, el diseño y el deporte.
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