La Fórmula 1
reconocida a menudo como la cumbre del automovilismo, siempre ha cautivado a los aficionados de todo el mundo con sus altas velocidades, su notable precisión técnica y sus intensas rivalidades. Sin embargo, también ha estado sometida a un continuo escrutinio por su huella medioambiental. El ruido, las emisiones y la contaminación asociados a la F1 han generado una nube de conceptos erróneos que envuelven a este deporte. Es crucial desmontar estos mitos y arrojar luz sobre la realidad del impacto medioambiental de la Fórmula 1.
Idea falsa 1: Las emisiones de carbono de los coches de F1 son el principal factor de contaminación
A menudo se señala a los coches de F1, que consumen mucha gasolina y van a gran velocidad, como los principales responsables de las emisiones de carbono y, por tanto, de la contaminación ambiental. Aunque es innegable que estas máquinas contribuyen, no es ni mucho menos el mayor culpable.
La verdad es que las emisiones de carbono de todos los coches de F1 en pista representan menos del 1% de la huella de carbono total de este deporte. Esta cifra incluye las emisiones de todo el fin de semana de la carrera, incluidas las sesiones de pruebas y entrenamientos. La mayor parte de las emisiones (alrededor del 45%) proceden de la logística: el transporte del equipo, el personal y el vasto circo ambulante de la F1 a las más de 20 carreras que se celebran cada año en todo el mundo. Otra parte significativa (aproximadamente el 27,7%) procede de los viajes y el alojamiento del personal.
La Fórmula 1 ha estado probando su propia central eléctrica ecológica en el paddock del Gran Premio de Austria para reducir las emisiones de carbono. En un esfuerzo por alcanzar el estatus de carbono cero neto en 2030, la central eléctrica utilizó fuentes sostenibles como el biocombustible de aceite vegetal tratado con hidrógeno (HVO) y paneles solares. Situada en el Red Bull Ring, la central eléctrica suministraba energía al paddock, los garajes y el pitlane. Con esta iniciativa, la F1 pretende disminuir las emisiones en aproximadamente un 90%, lo que podría reducir la emisión de CO2 de 200 a 10 toneladas. La prueba en Austria determinará si este modelo puede implantarse en futuros eventos, apoyando el compromiso de la F1 con la sostenibilidad.
Error 2: La F1 no contribuye a las innovaciones sostenibles
Algunos críticos sostienen que la F1, con su espectáculo deportivo de alto octanaje, contribuye poco o nada al ámbito más amplio de la innovación sostenible. Sin embargo, este punto de vista es profundamente erróneo.
En realidad, la F1 ha sido un caldo de cultivo para tecnologías punteras, algunas de las cuales tienen importantes implicaciones para la automoción sostenible. Este deporte ha sido pionero en los avances de los sistemas de recuperación de energía, como el Sistema de Recuperación de Energía Cinética (KERS) y el Sistema de Recuperación de Energía (ERS), ambos elementos ahora esenciales en el diseño de vehículos híbridos. Además, la F1 ha sido líder en el desarrollo de materiales ligeros y una aerodinámica eficiente, factores ambos que pueden mejorar enormemente la eficiencia del combustible de los coches de carretera.
Error 3: La F1 no se esfuerza por reducir su impacto ambiental
Otro error muy extendido es la percepción de que la F1 no se esfuerza por reducir su huella de carbono. Sin embargo, esto no podría estar más lejos de la realidad. La Fórmula 1 anunció su ambicioso plan para lograr cero emisiones netas de carbono en 2030. Este plan global incluye las operaciones logísticas, los viajes y la actividad en pista. Además, para 2025, todos los eventos de F1 aspiran a ser sostenibles, centrándose en eliminar los plásticos de un solo uso y garantizando que todos los residuos se reutilicen, reciclen o composten.
En la pista, los coches de F1 llevan utilizando unidades de potencia híbridas desde 2014, que reducen considerablemente las emisiones. Además, la Fórmula 1 está impulsando el paso a los biocombustibles, con el objetivo de tener un combustible totalmente sostenible en el deporte para 2025.
Error 4: La F1 debe abandonar los motores de gasolina y ser totalmente eléctrica
La aparición de la
Fórmula E
la serie de carreras totalmente eléctricas, ha provocado llamamientos para que la F1 abandone por completo los motores de gasolina. Sin embargo, esta perspectiva simplifica en exceso el reto.
La F1 y la Fórmula E tienen objetivos diferentes. La Fórmula E tiene como objetivo hacer avanzar la tecnología de los vehículos eléctricos y promover su adopción. La F1, en cambio, consiste en superar los límites de la tecnología automovilística, independientemente de la fuente de energía. Es importante recordar que, a partir de 2021, alrededor del 98% de los vehículos del mundo seguirán funcionando con motores de combustión interna (MCI). Por lo tanto, los avances en la tecnología de los motores de combustión interna, como la mejora de la eficiencia del combustible y el desarrollo de combustibles sostenibles, pueden tener un impacto inmediato sustancial en las emisiones globales.
Conclusión
El mundo de la Fórmula 1 no es ajeno al escrutinio medioambiental y, aunque algunas críticas son válidas, muchas de ellas se basan en conceptos erróneos. Es crucial reconocer los pasos que está dando el deporte hacia la sostenibilidad, desde tecnologías ecológicas pioneras hasta ambiciosos objetivos de neutralidad de carbono.
Como aficionados, es nuestra responsabilidad fomentar debates informados sobre el deporte que amamos. Al disipar estos mitos, podemos apreciar no sólo las batallas en la pista, sino también los esfuerzos que la F1 está haciendo fuera de ella para lograr un futuro más sostenible. Debemos animar al deporte a seguir superando estos límites y exigirle responsabilidades en el cumplimiento de sus compromisos medioambientales. Sólo entonces podremos disfrutar de verdad del espectáculo de la F1, sabiendo que la emoción de la velocidad no tiene por qué producirse a costa de nuestro planeta.